al pairo de una rosa puntiaguda
que busca en su girar alguna pauta
trocando melodía que en ti muda.
Y tu niña-mujer, sola navegas,
pareces la goleta a contrapelo
y evitas la razón y sus refriegas
por mares con azul de terciopelo.
Con solo desear intensamente,
los sueños no se asientan en tu vida
y por mucho llorar amargamente
no hay bálsamo que evite la embestida.
Frente al día apareces reluciente,
la noche te mantiene compungida.
Aragüez/VientoDelSur.
